jueves, 17 de abril de 2008






RESUMEN DE LAS PREGUNTAS REALIZADAS EN LA 2º REUNION DE LAS JORNADAS MIXTAS (V. de las Angustias, 26/01/08)


“Acerca del Dolor”

Las preguntas que se trataron con los responsables de los equipos asistentes en la puesta en común fueron:

1.- ¿Existe el dolor en el mundo? ¿Y en nuestras vidas?

2.- ¿Por qué existe el dolor? ¿Es este inevitable? ¿Debemos aceptarlo o hacerle frente?

3.- ¿Está esta sociedad preparada para aceptar el dolor o culpamos a Dios de nuestro dolor?

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1.- ¿Existe el dolor en el mundo? ¿Y en nuestras vidas?

a) Existe y mucho el dolor en el mundo por regla general, distinguiéndose varias formas:
- Dolor “cercano y lejano” dependiendo de a quien afecte directamente (familiares, amistades, a nuestra vida cotidiana) o bien a personas que no conocemos de nada y que sufren guerras, hambrunas, atentados, etc (este dolor nos llega de forma inmediata a través de los medios de comunicación.
- Dolor físico y moral. El físico, es aquel que soportamos por el deterioro de nuestro cuerpo temporal y finito, mientras que el moral es el producido por la maldad, el egoísmo, las ansias de poder o de destacar ya sea en el ámbito laboral o social. También es el dolor sufrido por personas que están “solas” o abandonadas por sus familiares, caso de los ancianos que son “aparcados” en residencias geriátricas a las que muchas veces ni se acude.

En general en esta sociedad huimos y nos apartamos del dolor (ej, tanatorios, geriátricos..etc)

b) Evidentemente el dolor está presente en nuestras vidas, tanto el dolor físico como el moral-espiritual provocado por todas las diversas situaciones que se dan en la convivencia humana. Es abundante ese dolor, dolor con nosotros mismos, con los demás, por situaciones de desencuentro, de injusticia, de desgracias….
Existe el dolor en los hospitales por la enfermedad y la muerte; en las cárceles por la desestructuración de sus vidas; hay dolor en la vida cotidiana por las rupturas familiares, conyugales, y a veces en algunas de estas situaciones las personas desesperadas pueden llegar a provocarse la muerte, no desean seguir viviendo.
Los medios de comunicación son un instrumento mediático que se “cuela” en nuestras vidas y que constantemente difunden noticias lamentables, desalentadoras en torno al dolor de personas y grupos, países en guerra, catástrofes naturales….. que pueden llegar a desvirtuar nuestra visión de la realidad, porque no hay que olvidar que también existen ejemplos muy positivos.

Como cristianos debemos tener fe y esperanza, contar con Dios que como Padre siempre está ahí a nuestro lado, para aliviarnos como un bálsamo y consolarnos como hijos suyos que somos y le importamos. Dios se hizo hombre para vivir y sufrir lo que era el dolor humano y resurgir del abismo a la resurrección eterna.

El Dolor es una condición innata en el ser humano, desde el inicio de su vida (el hecho en si del nacimiento) hasta la hora de su muerte. No significa que ahora haya mas dolor que antes, puede ser de otra manera en ocasiones pero siempre ha existido y existirá.

2.- ¿Por qué existe el dolor? ¿Es este inevitable? ¿Debemos aceptarlo o hacerle frente?

El dolor existe como hemos señalado antes, por dos cuestiones básicamente: nuestra condición humana que es finita y vulnerable (de ahí las enfermedades, las limitaciones) y por la maldad y falta de consideración hacia los demás del ser humano en general, por nuestro egoísmo.
Existen además otras situaciones que están inmersas en el juego político y de intereses de los distintos gobiernos que dan lugar a que no lleguen a erradicarse jamás esas bolsas de pobreza perennes que hay en países llamados del “Tercer mundo”. No hay forma que salgan de su miseria, o constantemente están en guerra, con lo que ello conlleva de sufrimiento y dolor para poblaciones enteras.
Desde luego se necesita de nuestra colaboración no solo a nivel material, siendo generosos con aquellas organizaciones responsables en las que sepamos que podemos confiar. Pero también es importante ser generosos en nuestro tiempo, en acompañar o ayudar donde podamos ser útiles, cada uno según sus talentos.

El dolor es inevitable, pero hay que procurar aceptarlo (descansar en ese dolor, asumirlo con esperanza) y a veces hacerle frente de la mejor manera posible (pero evitando agotarnos inútilmente) poniendo cada uno de su parte con los medios que tenga a su alcance. El dolor psíquico o moral es evitable en la medida en que el hombre cambie todas las prioridades mundanas y las sustituya en primer lugar por el AMOR a Dios y a los hermanos. No debemos olvidar que el dolor es muy importante en el ser humano porque nos hace reflexionar, colocarnos en nuestro sitio, ejercitar la humildad, nos hace sentir vulnerables. El dolor humaniza al hombre. Dios es capaz de recrear, de dar vida donde no la hay, en las situaciones más difíciles e incomprensibles para el raciocinio humano. Lo que nos tiene que hacer pensar que en la vida tiene que haber otras cosas.


Muchas veces el dolor nos impide aceptarnos como somos. Nos pasamos la vida queriendo ser otra cosa, pasamos por ella como meros espectadores y no actuamos.
Debemos aceptar nuestras limitaciones haciendo un examen profundo de “nuestro yo y su circunstancia” como decía Ortega y Gasset y seguir adelante. Y sobre todo preguntarnos qué dolor es el que generamos nosotros en los demás (siempre vemos la “paja en el ojo ajeno y no vemos la viga en el nuestro”) porque eso puede tener solución si lo cuidamos y corregimos, evitando crear daño gratuitamente.

Lo que está claro es que la sociedad actual no está muy preparada para asumir el dolor, la gente está triste, desencantada, vivimos en un puro consumismo que nos da una “felicidad pasajera”, existe un alto índice de personas depresivas, y la vez se potencia el hedonismo y la búsqueda del placer, no nos preparamos ni capacitamos para el dolor. Deberíamos hacerlo y no olvidar que una parcela del cristiano supone aceptar el sufrimiento, como Jesús sufrió y padeció por nosotros. Aceptar y Afrontar.

3.- ¿Está esta sociedad preparada para aceptar el dolor o culpamos a Dios de nuestro dolor?

En general todos coincidimos en que no podemos culpar a Dios de nuestro dolor, Dios nos ha creado por amor. Nos ha proporcionado los bienes naturales necesarios para que podamos vivir, pero también nos ha dejado plena libertad a nuestras actuaciones que son las que en definitiva producen situaciones de dolor o felicidad (según sembremos así recogeremos). Dios no quiere el dolor ni lo envía, solo lo permite, y lo hace para educar. Dios nos quiere y nos quiere felices, respeta nuestra libertad y se hace partícipe de nuestro dolor.
A veces usamos la oración para que intervenga según nuestros deseos y criterios pero eso no puede ser. Hay que estar abiertos a la fe y la esperanza, a la escucha de la palabra.

En algunos grupos se expusieron experiencias fuertes de familias, que padecen enfermedades como puede ser la tetraplejia en hijos y relataron la evolución que sufrieron desde la no aceptación de dicha situación, culpando a Dios por ello, a la aceptación de la misma con sus altos y bajos.
También se comentó como por la fe, una familia soportó, aceptó y con su testimonio ha enriquecido a amigos cercanos y no tan cercanos, el trauma del asesinato de un hijo suyo que estaba estudiando fuera. El dolor ha dignificado a esta familia y nos ha dado luz confirmando que sin fe, este tipo de acontecimientos no podrían haber sido soportados con la entereza y el ánimo con que lo han llevado.
Otra de las experiencias expuestas, es que aun estando de acuerdo en que Dios no es el culpable de nuestros padecimientos, en determinadas situaciones cuesta trabajo comprender desde nuestra perspectiva humana que sucedan ciertas desgracias, como el que los niños sufran enfermedades terminales, o ciertas catástrofes o situaciones injustas que se dan en la vida.

Está claro que lo que hay que procurar es tener respuestas vivenciales ante esas situaciones límite que provocan el dolor en todas sus variantes. El testimonio es el conmueve y ayuda a otras personas en similares circunstancias. Y no olvidar que por encima de todo Dios es Padre y nos quiere, nos guía….aun en la más absoluta penumbra de nuestra existencia.

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