Gracias, nuevamente, Julio y Eugenia, por estas reflexiones y propuestas que nos hacéis a la Comunidad de los ENS. ¡Es tan simple lo que Dios nos propone! y sin embargo lo enrevesado que lo hacemos los humanos. Tal vez porque nos da miedo seguir la voluntad de Dios. La misericordia o amor que Dios quiere de nosotros precisa de un esfuerzo que para Dios es sagrado. Amar a Dios sobre todas las cosas, respetándolo siempre, dedicando un tiempo semanal para Él y practicando la caridad fraterna es la actitud más excelente y sagrada que un ser humano puede adquirir. Esta actitud hay que conseguirla por eso es el sacrificio (facere sacrum) que Dios nos pide, y no el de los holocaustos. José Gómez
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Gracias, nuevamente, Julio y Eugenia, por estas reflexiones y propuestas que nos hacéis a la Comunidad de los ENS. ¡Es tan simple lo que Dios nos propone! y sin embargo lo enrevesado que lo hacemos los humanos. Tal vez porque nos da miedo seguir la voluntad de Dios. La misericordia o amor que Dios quiere de nosotros precisa de un esfuerzo que para Dios es sagrado. Amar a Dios sobre todas las cosas, respetándolo siempre, dedicando un tiempo semanal para Él y practicando la caridad fraterna es la actitud más excelente y sagrada que un ser humano puede adquirir. Esta actitud hay que conseguirla por eso es el sacrificio (facere sacrum) que Dios nos pide, y no el de los holocaustos. José Gómez
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