domingo, 31 de octubre de 2010

EL SIGNO RADIANTE


La vida se peina con la belleza del amor.
El amor es el fruto de la belleza
y la recreación de la mirada.
Nos gana por siempre el corazón y para siempre.

No hay más verdad que la belleza embellecida de Dios.
¿Por qué eclipsar al creador de la belleza?
Observar el paraíso de acordes, entusiasma a las piedras.

Lo bello nos sublima y engrandece.
Desgraciado el ser humano que deshumaniza la belleza.
Porque la belleza es muy superior a la vida, es la luz.
Y la luz es el verso que da razón al camino.

Caminantes, sólo la belleza tiene la alegría de la eternidad.
Únicamente se alcanza si Dios es llamado, si Dios está presente.


Víctor Corcoba Herrero

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