EN LA SOCIEDAD ACTUAL
Sin duda sabemos ya que ciertos grupos de nuestra sociedad pretenden sustituir la NAVIDAD por una “Fiesta de Invierno” desprovista de todo sentido cristiano. Comprendo que nos produzca repugnancia el que algunos pretendan “quitarnos nuestra Navidad de toda la vida”. Creo, no obstante, que podemos sacar provecho de una reflexión serena sobre este tema. Para ello hemos de recordar el origen de la fiesta cristiana de Navidad en el siglo IV, cuando creció notablemente el número de cristianos al haber terminado la época más fuerte de persecuciones a la Iglesia. Antes de ese tiempo las fiestas cristianas eran el Domingo, y la celebración anual de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús, que comprendía toda su obra salvadora. En el siglo IV los cristianos sintieron la necesidad de celebrar el Nacimiento de Jesús, y para ello dieron contenido cristiano a una fiesta social que celebraba “el Nacimiento del Sol” cuando advertían que los días comenzaban a tener más tiempo de luz en el solsticio de invierno. Así los cristianos celebraban el Nacimiento de Cristo cuando la sociedad celebraba el “Nacimiento del Sol”.
En la sociedad actual no todos se profesan cristianos; más aún, no pocos bautizados en su infancia han abandonado la fe cristiana y se glorían de profesarse “no creyentes”; porque ven el hecho religioso y el cristianismo como algo superado e impropio del hombre actual. Incluso muchos que se llaman cristianos no llevan una vida de acuerdo con la fe que dicen profesar.
Por tanto, no debe extrañarnos que en nuestra sociedad existan grupos que rechacen todo lo que tenga sentido cristiano; en este contexto es coherente que sustituyan la celebración del Nacimiento de Cristo por una fiesta de entrada del invierno.
Esta situación es para los cristianos una llamada muy fuerte a reflexionar sobre la autenticidad de nuestro cristianismo: si nuestra vida va de acuerdo en todo con la fe que profesamos; y sólo en la medida en que seamos cristianos auténticos o intentemos seriamente serlo, tenemos derecho a celebrar el Nacimiento de Cristo, quien nos pide que nuestra vida cristiana comprenda todoel conjunto de nuestro ser y actuar.
Resumiendo lo dicho: vivimos en una situación en la que celebrar la Navidad obliga y compromete a revisar y poner a punto toda nuestra vida, de acuerdo con el mensaje de Jesucristo que nos transmiten los Evangelios.
NUESTRA VIDA CRISTIANA EN NAVIDAD
En concreto, no podemos prescindir de ciertas prácticas y actividades que dan un sentido claramente cristiano a nuestra Navidad. Creo muy bueno llevar a los niños a visitar Belenes, haciéndoles ver que lo principal está en el Niño Jesús que nace para salvarnos, y que la figura principal es la del Niño nacido, y a continuación las de María y José; esto puede ayudar a iniciar a los niños en una vida cristiana, algo muy necesario siempre y más en el momento actual.
Estimo no menos necesaria la participación viva y consciente en la Eucaristía (Santa Misa) los domingos y fiestas grandes de esos días, como son la Noche Santa o el Día mismo de Navidad; el Domingo siguiente a Navidad, fiesta de la Sagrada Familia y día de la familia cristiana; el día 1 de Enero, en que celebramos a la Virgen María como Madre de Jesús, Dios y hombre verdadero; el “Día deReyes”, que se llama “Epifanía del Señor”, porque Cristo se ha manifestado como Salvador a todos los pueblos y razas; y el Domingo siguiente al 6 de Enero, día del Bautismo de Cristo, fiesta muy apropiada para tomar conciencia del valor del Bautismo que hemos recibido.
Si queremos celebrar una Navidad verdaderamente cristiana, no podemos olvidarel compartir lo que tenemos con los más necesitados, en los cuales el mismo Cristo viene a nuestro encuentro; así es muy propio de la Navidad ejercer una auténtica caridad, que también es justicia, en relación con los que más necesitan en todos los aspectos.
CONCLUSIÓN
Lo principal es que la Navidad nos acerque más a Jesús, y para ello tomemos como modelos a María y a José; y se despierte nuestra conciencia de ser cristianos en todos los aspectos de la vida en un mundo en que los que creemos en Jesucristo y queremos vivir en verdad como cristianos seremos cada vez más una minoría en la sociedad; pues ser cristiano no es nada cómodo, sino que es seguir a quien vivió pobremente y se entregó sin reservas para salvarnos y dar un sentido nuevo a nuestras vidas.
José María Rodríguez-Izquierdo S. I.
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