Querido José Antonio Matías:
Nos anunciaste, en la
última reunión del equipo, que te ibas a ausentar de Granada durante un tiempo.
Dijiste que te destinaban a una parroquia en Vélez Málaga de manera transitoria;
por lo tanto, no podrías asistir a la siguiente reunión formal de enero. Y como
no nos resignábamos a tener la reunión
sin ti, convinimos en desplazarnos todos a Vélez Málaga y tenerla allí. Sin
embargo, poco después, nos enteramos entre incrédulos, perplejos y abatidos,
que, finalmente, no viajarías a Vélez Málaga, porque el Señor te había llevado con
Él para siempre.
Como tus hermanos
franciscanos habían decidido depositar tus restos mortales en el cementerio del Santuario de la Virgen de Regla, en
Chipiona, fuimos a despedirte a la Iglesia de San Francisco.
Nos quedamos impresionados al ver la
cantidad de gente que se congregó
allí para darte el último adiós y
para manifestarte el afecto, respeto y admiración que te profesaban. No éramos
los únicos. Es increíble que en tan solo diez años hayas sido capaz de
conquistar a tantos corazones.
Los designios de Dios
son inapelables y por la fe asumimos que, seguramente, los más acertados y
convenientes. Pero permíteme que te diga, Matías, que hay casos – como el tuyo-
muy difíciles de aceptar. “No puede ser”.
“No puede ser…”- nos decíamos- Tuvimos que verte en la capilla ardiente para
convencernos de la fatal realidad; sin embargo, al contemplar tu semblante
sereno, supimos que ya gozabas de la presencia de tus amigos: “El Manuel” y
“Paco”.
Ya sabemos que nos has
dejado tus atinadas enseñanzas, tus acertados consejos y que la huella de tu
bondad, sabiduría y humildad, nos ha calado tan hondo que perdurará para
siempre dentro de nosotros, pero te vamos a echar de menos.
Hemos tenido la suerte
de que hayas formado parte de nuestra pequeña historia personal, porque estamos
convencidos de que eres un santo.
Bendito sea el Señor
por regalarnos tu compañía durante estos años.
¡Dios es grande! Por
eso, las personas como tú nunca mueren; al contrario, con el tiempo, su figura
se agranda y se hace cada día más viva y presente.
Dale recuerdos a
Francisco de nuestra parte. Y no te olvides de seguir intercediendo por
nosotros ante “El Manuel”.
Descansa en paz:
maestro, compañero, amigo…
Equipo GR-37
C
No hay comentarios:
Publicar un comentario